Cosas curiosas que pueden ser encontradas en *bogotálogo

-Palabras que aún usamos, como güeva o chuzo, en alusión a un individuo torpe o a un pequeño negocio, nos vienen del muisca.


-Por más que se ha intentado detectarlo, aún no existen explicaciones satisfactorias ni suficientes al origen de palabras como cachaco o rolo, ni al del nombre Bogotá.


-El término chuspa, que hoy nos suena tan vallecaucano, es uno de los más antiguos y bogotanos que hay, pues viene de tiempos precolombinos.


-La abundancia de términos irónicos o cómicos para aludir a situaciones grotescas o trágicas en expresiones como medir el aceite, paseo millonario o miti-miti es evidente.

-Expresiones como ejecutivo, a la hora de aludir a menús, servicios de transporte o chequeos médicos, da cuenta del carácter aspiracional de muchos bogotanos.


-Entre las especies animales de más lamentable extinción para la ciudad está el patico zambullidor bogotano, desaparecido desde por lo menos mediados de los setenta del siglo XX.


-El aporte de la cultura televisiva está presente en palabras como prepago, triplepapito o en expresiones del tipo perdóname, pero discúlpame.


-Una figura muy socorrida en la ciudad es la alteración, adición o transposición de letras para dar a ciertos nombres propios un significado determinado, cosa que ocurre en términos como tangaloneta, ¿dónde estufo? o El Preñón.


-Palabras que nos eran comunes en otros tiempos, del tipo marconi, bafle o miniteca, parecen condenadas a desaparecer por desuso.